Señal de un Nuevo Corazón

“Os daré un corazón nuevo, y pondré dentro de vosotros un espíritu nuevo; sacaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”.
Eze. 36:26
   
“Una de las más fervorosas oraciones registradas en la Palabra de Dios es la de David cuando rogó: “Crea en mí, oh Dios, un corazón puro” Salmo 51:10. La respuesta de Dios a tal oración es: Os daré un corazón nuevo. He ahí una obra que ningún hombre finito puede hacer. Hombres y mujeres deben comenzar desde el principio, buscando más fervorosamente a Dios por una genuina experiencia cristiana. Necesitan experimentar el poder creador del Espíritu Santo. Deben recibir el corazón nuevo, que es mantenido blando y tierno por la gracia del Cielo. El espíritu egoista necesita ser expulsado del alma. Ellos necesitan trabajar fervorosamente y con humildad de corazón, cada uno mirando a Jesús en busca de guía y animación. Entonces el edificio, bien ajustado, crecerá para templo santo en el Señor.
   
Los jóvenes tropiezan especialmente en esta frase: “Un nuevo corazón”. No saben lo que esto significa. Esperan que un cambio especial tenga lugar en sus sentimientos. A esto llaman conversión. En ese error millares han tropezado

para la ruina, no comprendiendo la expresión: “Os es necesario nacer de nuevo” Juan 3:7.
    Satanás lleva a las personas a pensar que por haber sentido un transporte de senti-mientos, están convertidas. Su experiencia, sin embargo, no cambia. Sus acciones son las mismas de antes. Su vida no presenta buenos frutos. Oran muchas veces y largamente, y están constantemente refiriéndose a los sentimientos que tuvieron en tal y tal tiempo. No viven, sin embargo, la nueva vida. Son engañados. Su experiencia no va más hondo que los sentimientos. Construyen sobre la arena, y al sobrevenir vientos adversos, su casa es asolada.
   
Cuando Jesús habla de un nuevo corazón, quiere decir el espíritu, la vida, todo el ser. Tener un cambio de corazón es retirar las afecciones del mundo, y afirmarlas en Cristo. Tener un corazón nuevo es tener un nuevo espíritu, nuevos propósitos, motivos nuevos. ¿Cuál es la señal de un nuevo corazón? ¡Una vida transformada!

¿Quién Controla Mi Vida?

    “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; ve si hay en mí algún camino malo, y guíame por el camino eterno”.
Salmo 139:23-24

    “Dios conduce a su pueblo adelante, paso a paso. Los lleva a posiciones calculadas para revelar los motivos del corazón. Algunos resisten en un punto, pero caen en el siguiente. A cada paso adelante, el corazón es probado, y probado un poco más de cerca. Si alguien descubre que su corazón está opuesto a la obra de Dios, esto lo debe convencer de que tiene una obra a hacer para vencer, caso contrario será finalmente rechazado por el Señor.

    Este mundo es el lugar donde nos preparamos para aparecer en la presencia de Dios. Los individuos mostrarán aquí qué poder les afecta el corazón y rige sus acciones ... Si colocan cualquier cosa por sobre la verdad, su corazón no se encuentra preparado para recibir a Jesús, y consecuentemente serán excluidos. Si las personas, cuando son probadas, se rehusan a sacrificar sus ídolos, ... el Espíritu de Dios los dejará con sus pecaminosos trazos no subyugados, a la dirección de los ángeles malos.

    Muchos que profesan ser seguidores de Cristo no son voluntarios para examinar aten-tamente el propio corazón, a ver si pasaron de la muerte para la vida. Algunos

descansan en una antigua experiencia, pareciendo pensar que la
mera profesión de la verdad los salvará; la Palabra de Dios, sin embargo, revela el terrible hecho de que todos esos están acariciando una esperanza falsa...

    Jóvenes y adultos, Dios os está probando ahora. Estáis decidiendo ahora vuestro propio destino eterno. Orgullo, modas, conversaciones vacías y egoísmo, son males que, siendo nutridos, aumentarán, ahogarán la buena semilla sembrada en vuestro corazón.

    Escudriñemos, como seguidores de Cristo, nuestro corazón, como con una vela prendida, a ver de qué especie de espíritu somos nosotros. Para nuestro bien presente y eterno, critiquemos nuestras acciones, para ver si resisten delante de la ley de Dios.

    Necesitamos de personas que sigan plenamente a Cristo, personas cuya cabeza, manos, oídos y toda facultad y energía sean consagradas a Jesús. No es del poder del bolsillo o del cerebro que necesitamos, sino que del poder del corazón”.

Nuestra Alta Vocación: 157 y 160
 






“Aunque la higuera no florezca, Ni en las vidas haya fruto, aunque falte el producto del olivo, los labradores no den mantenimiento, ni haya vacas en los corrales; aun así, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi salvación”